viernes, 18 de mayo de 2012

Las herramientas TAO: Déjà Vu y otros programas


Las herramientas de traducción asistida por ordenador (TAO) han supuesto un gran avance para los traductores, ya que permiten trabajar de forma más eficiente, ahorrando tiempo y aumentando la productividad. Frente a la dudosa calidad de las herramientas de traducción automática, las herramientas TAO ofrecen una gran cantidad de funciones, entre las que destaca la memoria de traducción.

Las memorias de traducción constituyen una especie de almacén donde se guardan todas las correspondencias entre un texto y su traducción. Estas correspondencias suelen dividirse en unidades denominadas «segmentos». En general, siempre que la memoria identifique un segmento original sin traducir que corresponda (total o parcialmente, en función de cada programa) con un segmento almacenado, nos lo presentará como opción. De esta forma, el traductor puede beneficiarse de otras traducciones realizadas anteriormente y ahorrar una gran cantidad de tiempo en su trabajo. Este tipo de herramienta es especialmente recomendable en aquellos proyectos con una gran cantidad de repeticiones: textos técnicos, manuales de instrucciones, documentos que suelen seguir una misma estructura, etc.

Déjà Vu es una de las herramientas de traducción asistida por ordenador que existe actualmente en el mercado. Además de las funciones clásicas que suelen incluir este tipo de programas (memoria de traducción, alineador de textos, bases terminológicas, gestión de proyectos, etc.), Déjà Vu nos presenta una función denominada «Assemble» («Ensamblado») que se utiliza para sacar el máximo partido a la memoria de traducción y emplear coincidencias parciales. El programa es capaz de ofrecer una traducción a partir de varios fragmentos guardados en la memoria. Sin duda, se trata de una de las ventajas más importantes de Déjà Vu.

Sin embargo, hay que decir que se trata de un programa un tanto complejo, precisamente por la gran cantidad de funciones que incluye. Esto puede dificultar en cierta forma la labor del traductor, que antes deberá familiarizarse con el programa. Existen otras herramientas que, si bien no presentan tantas funciones, son quizá más sencillas de utilizar, como Trados o Wordfast. Ambas son bastante intuitivas y el traductor será capaz de manejarlas rápidamente. Por otro lado, existen programas de código abierto, como Omega T, que pueden ser de gran ayuda también, a pesar de que dispongan de un menor número de funciones.

lunes, 23 de abril de 2012

Prácticas en empresa (2/2)


Las herramientas de traducción asistida constituyen una gran ayuda para el traductor y para un proyecto que va a ser realizado por varias personas (debido al elevado número de palabras del trabajo y al escaso plazo de entrega, por ejemplo). Las memorias de traducción, como Trados Workbench, permiten almacenar segmentos y sus traducciones (correspondencias) para así poder emplearlas en otro momento. De este modo, se puede conseguir una terminología homogénea en el proyecto cuando intervengan varios traductores. Además, el hecho de poder almacenar una terminología concreta (a menudo proporcionada por el cliente) nos permite poder usarla en trabajos posteriores. Trados Workbech suele utilizarse simultáneamente con otro programa, TagEditor, que es realmente el entorno de edición en el que se traduce y se conservan las etiquetas del texto fuente. El Workbench de Trados también puede integrarse en el Word. Otros programas que se suelen utilizar son SDLX y Wordfast. Este último quizá más intuitivo y fácil de utilizar.

Algunas de las desventajas que voy a comentar sobre el trabajo en una agencia no son específicas de este entorno y podrían aplicarse también al trabajo que realiza cualquier traductor freelance. Es frecuente que los clientes quieran que se respete la terminología que ellos suelen proporcionar. Hasta aquí, todo bien. El problema llega cuando aparecen (habitualmente) inconsistencias en esa terminología y cuando las traducciones propuestas por el cliente son muy cuestionables. Con el fin de evitar problemas una vez se ha entregado el proyecto, lo habitual es atenerse a esa terminología de dudosa calidad y plantear propuestas solo en aquellos casos en los que es totalmente necesario.

Las erratas en el texto fuente y la mala redacción son algo muy habitual, por desgracia. Hay veces en las que no se trata de mejorar el original, sino de hacerlo comprensible. No hace falta decir que a menudo hay que tirar de inventiva para interpretar lo que quería decir la persona que escribió semejante texto, si es que se le puede llamar así. De todas formas, tampoco es muy grave. El cliente quiere algo que se entienda y tenga sentido. Le importa relativamente poco lo que dijera el original. A veces ayudan con términos muy específicos que son imposibles de encontrar, pero en lo que respecta a la mala redacción, dobles interpretaciones o sinsentidos, uno tiene que salir por donde pueda. En el caso de los traductores de inglés, es muy frecuente encontrarse con textos mal escritos. La razón os la podéis imaginar: el inglés es un idioma que se usa mundialmente y no todo el mundo lo domina… Ahora que escribo esto, no puedo evitar acordarme de cierto texto de IBM que venía de un cliente de Taiwán. Aquello parecía de todo menos inglés. Sinceramente, no sé si fue traducción o invención propia. El caso es que no hubo ninguna queja. Y es que, como decía antes, la clave está en conseguir que el texto tenga sentido y suene en español. El original no les preocupa demasiado.

Por último, podemos comentar la cuestión de los plazos de entrega. ¿Os acordáis de eso de «las traducciones son para ayer»? Pues puedo asegurar que es cierto. Hay algunos trabajos para los que dispones de unas pocas horas y para hacerlos tienes que traducir a unas velocidades increíbles. Afortunadamente, las memorias de traducción y el trabajo en equipo son una gran ayuda. Sin embargo, basta con encontrarse una sigla, un término, una expresión o una referencia cultural que uno desconoce para perder infinitos minutos. Al principio es difícil sacrificar la calidad en favor del cumplimiento con un plazo de entrega, sobre todo cuando uno sabe que un poco más de tiempo serviría para hacer una traducción sustancialmente mejor. Desgraciadamente, «las traducciones son para ayer» y a menudo la única opción es hacerlo lo mejor posible en el menor período de tiempo.

En definitiva, la valoración final de esta experiencia ha sido positiva. Además de haber aprendido a manejar algunas de las herramientas de traducción asistida más habituales en la práctica profesional, he tenido la oportunidad de verme en un entorno de trabajo real donde he tenido que enfrentarme a problemas habituales en el ejercicio de la profesión. Si alguno piensa dedicarse a esto, le animaría a pasar unos meses en una agencia. Es una buena forma de empezar y de tener un primer contacto con el mundo profesional. Espero que estas reflexiones os hayan servido. Para cualquier consulta o aportación, podéis dejar un comentario.

Un saludo,

domingo, 22 de abril de 2012

Prácticas en empresa (1/2)


Ha llegado el momento de dedicar unas líneas a mi experiencia como traductor en una agencia. Como ya apunté en otra entrada, comentaré algunos de los programas de traducción asistida que más he manejado durante estos meses pero quiero centrarme sobre todo en los aspectos más positivos y negativos de trabajar en una agencia. Mi intención es evaluar esta experiencia desde un punto de vista general y darla a conocer para que todos aquellos que estén pensando en trabajar algún día en esta clase de entorno conozcan cuál es la dinámica.

En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que son muy pocos los traductores que trabajan contratados en una agencia. La práctica habitual es trabajar como freelance y tener entre los clientes a una o varias agencias. Una de las grandes ventajas de trabajar en una agencia es la variedad de textos con las que uno se puede encontrar. En mi caso, he traducido textos técnicos (guías de impresoras para distribuidores, manuales de programas informáticos, manuales de aserraderos, instrucciones de máquinas cortacésped…), textos de marketing (para compañías telefónicas, para empresas de productos informáticos…), textos de traducción creativa en los que había que dar un nuevo nombre a accesorios de baño y cocina que se iban a comercializar en España e incluso páginas web dedicadas a juguetes para perros y gatos. A pesar de esta variedad textual, que, sin duda, hace más ameno el trabajo, existe el riesgo de que a uno le encasillen y acabe traduciendo demasiados textos sobre impresoras…

Otra de las ventajas es la posibilidad de realizar otras tareas afines, como la revisión y edición de textos, la subtitulación, la transcripción o la creación de memorias con programas como WinAlign. Por otro lado, el hecho de trabajar rodeado de otros compañeros también supone una ayuda a la hora de tener que enfrentarse a ciertos problemas de traducción.

Me he dado cuenta de que tengo muchas cosas que contar, y para no alargar demasiado esta entrada lo vamos a dejar aquí de momento. En el siguiente post, seguiré con las herramientas de traducción asistida que más he utilizado, con algunos puntos negativos del trabajo en una agencia, que realmente podrían aplicarse a la práctica de la traducción en general, y con una valoración final.

miércoles, 4 de abril de 2012

Pre-edición y post-edición de textos

En esta práctica el objetivo ha sido comprobar cómo mediante la inserción de pequeñas modificaciones en el texto que se va a traducir, las herramientas de traducción automática, como Google Translate, pueden ofrecer un mejor resultado. Hemos empleado un fragmento de un texto técnico redactado en inglés (extraído de un manual de un vehículo) y hemos trabajado sobre el texto traducido al español. Esto es algo fundamental a la hora de trabajar con herramientas de traducción automática, ya que la objetividad, la univocidad y la sencillez formal de este tipo de discursos facilitan en gran medida la labor de traducción. La práctica ha constado de las siguientes fases:

1.- Analizar las características clave del texto

2.- Traducir el texto con Google Translate

3.- Analizar el resultado de la traducción

4.- Aplicar al fragmento original unas directrices de pre-edición

5.- Traducir de nuevo el texto y aplicar unas correcciones de post-edición

Sin duda, el texto traducido que ha sido pre-editado tiene un menor número de incorrecciones que el texto que no ha sido modificado previamente. A pesar de todo, todavía siguen existiendo errores e incluso aparecen algunos que no existían en la traducción no pre-editada (la repetición de un verbo en el caso de oraciones coordinadas supone no conjugar el segundo). En cualquier caso, ya sea con la ayuda de la pre-edición o sin ella, el resultado que ofrecen este tipo de herramientas (Google Translate en este caso) es bastante aceptable. Debo decir que me esperaba cualquier desastre, pero el texto traducido, a pesar de ciertos errores, era sobradamente legible.

Llegados a este punto, uno vuelve a hacerse esa pregunta: ¿qué será de la traducción humana de aquí a unos años? No hay que alarmarse. Si bien es cierto que los textos técnicos, por sus características inherentes, son susceptibles de una mejor traducción automática, no ocurre lo mismo con otro tipo de textos (económicos, jurídicos, literarios…). Es posible que la traducción técnica acabe asociada a una traducción automática, pero, al menos por ahora, precisa de una corrección humana. En cuanto al resto de especialidades, pueden estar tranquilas: los traductores automáticos no saben hilar tan fino. Hay otros campos, como la traducción literaria, en los que plantear esta cuestión, sencillamente, no tiene ningún sentido.

sábado, 24 de marzo de 2012

Alineación de textos

La alineación de textos constituye una tarea importante en la labor del traductor por su utilidad. Los programas informáticos que realizan esta operación son capaces de leer dos textos, original y traducción, y alinear los segmentos con el fin de establecer correspondencias. El fin último es crear una memoria de traducción y poder aprovechar así la terminología de ambos documentos. La alineación de textos suele ser una tarea frecuente en el mundo profesional. A menudo, el cliente proporciona a la agencia o al traductor freelance una serie de textos (originales y sus correspondientes traducciones) y le pide que siga esa terminología. Los programas de alineación ofrecen la solución perfecta para poder sacar el máximo partido a esos recursos, ya que de una forma relativamente rápida pueden crear una memoria de traducción.

Los programas que hemos manejado en clase han sido WinAlign (incluido en el paquete de Trados), Déjà Vu y Bitext. En general, todos funcionan de la misma manera, aunque cada programa presenta sus propios botones y particularidades. Lo primero que tenemos que saber antes de utilizarlos es la extensión o extensiones con las que son compatibles. En muchas ocasiones, es necesario convertir archivos a la hora de trabajar con estos programas. Una vez hemos cargado los textos, el alineador nos presentará las correspondencias entre los segmentos del original y la traducción. En una segunda fase, el traductor verificará que efectivamente esas correspondencias son correctas. Las modificaciones suelen limitarse a unir o separar segmentos. Finalmente, se procederá a exportar el archivo revisado para crear la memoria de traducción.

WinAlign es un programa que ya había manejado en la agencia de traducción donde estoy realizando las prácticas. Como decía, es una herramienta bastante útil, tal y como he comprobado en los últimos meses, sobre todo cuando el cliente pide que se respete la terminología de otros documentos y no existe todavía una memoria de traducción. WinAlign, y el resto de programas de este tipo, permiten justamente eso: la creación de una memoria a partir de unos documentos de referencia.

En las próximas entradas, además de seguir comentando lo que vamos viendo en clase, me gustaría reflexionar también sobre mi experiencia como traductor en una agencia y compartirla con vosotros. Me centraré en el manejo de programas informáticos pero también en otros aspectos más generales del día a día en una agencia de traducción, algo que quizá os interese más.